sábado, 16 de febrero de 2008






CONTRASTANDO



Bandazos

Se me terminan las vacaciones, mejor dicho, los momentos en los que me ha sido posible dejarme arrastrar por la güevonería, sin culpas ni presiones. ¡Qué maravilla! La semana que viene me mandan a Caborca, el pueblote de Sonora. Ni modo, de alguna manera tengo que ganarme los frijoles. Me enrola la SEP en un proyecto de promoción de la lectura, donde se ubica la narrativa oral, que vengo practicando desde que terminé mis estudios en la siempre benemérita (nunca me cansaré de proclamarlo) facultad de filosofía & letras de la no menos benemeritable UNAM y que me permite enfrentar sin culpa ni presiones la güevonería que me impide hacer mi tesis cual se debe.

Lo que quiero subrayar ahora entre las cosas que ocupan mi inquieta choyita, es o mejor dicho son los contrastes en la conducción del gobierno capitalino, por el siempre buenaonda -¡qué sospechoso esto en un político!- Monsieur (léase o pronúnciese mesieu, poniendo la boca como si fuera a decir o, pero para decir e) Marcel, nuestro ínclito jefe de gobierno capitalino. Sus planes tuvieron la virtud de hartarme hasta la madre en varios tramos de insurgentes, en mis diarias incursiones hacia el centro histórico y corazón histriónico de la ciudad y el país desde la periferia (o perifiera, de plano) oriental, dizque por la prolongación y el mantenimiento del metrobús. ¿Cómo puede llevarse esa chinga tanto tiempo, ebullía mi inquieta choyita, cuando a todos nos consta la eficiencia del montaje y operación de la exótica pista tropical de patinaje que instalaron y desinstalaron en un santiamén. Interesante el contraste. ¿No? Y sólo traigo a la amarga colación un ejemplito.
ALGO HUELE A PODRIDO E... LAS ESCUELAS
Fantoches
Tenía siglos que no entraba en una escuela de primaria. Trabajo mucho con las de secundaria, pero tenía un buen sin meterme en una de primaria. Hace unos días le hice el paro a mi hermana Erika y me llevé a mi sobrinita Maura, su hija a su escuela. Mientras seguía con mis ojos a Maura, asegurándome de que se encaminara bien hacia su salón, pasaron por ante mis narices decenas de niños. Decenas de mochilas con ilustraciones de Bob Esponja, el Hombre Araña, el Rayo Mc Queen (¿así se escribe?), Nemo, Harry Potter... Me acordé de que un de los cuadernos de Maura, plagado de imágenes de Piolín y Micky Mouse... toda una bola de fantoches de la pseudocultura de la televisión idiotizadora. Igualito de Vasconcelos y sus campañas de libros gratuitos con los mejores libros sobre los grandes héroes que han acompañado la formación de la gente en las grandes culturas de occidente. Si le preguntas a un chamaco de cualquier nivel educativo quién era Aquiles o Ulises o, de plano Kanek, pone una cara profundamente idiota de what. Ah pero no le pregunten sobre algún monigote de Disneylandia. Ahí si que es capaz de ser nominado al Nobel, por su inagotable sabiduría. ¿Es esa la función de la SEP, de las escuelas en general?
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¿DONDE ANDAS, LOBO QUERIDO, QUE NO TE APARECES CUANDO MÁS TE NECESITO?
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QUE CON SU PAN SE LO COMAN
El colmo de la paranoia
Estuve una vez en Los Ángeles, California. Fue en parte mi regalo de 15 años. Me invitó mi tía Eulalia, con el apoyo de mis jefes. Mi tía tiene allí más de 30 años viviendo. Mis primos son unos chicanos grandotes. Me la pasé bien, pero porque me la pasaba con mi gente, con los mexicanos. Hice bastantes cuates durante el mes y cacho que hice allá, hace como 7 años. No me gustaron ni los ambientes, ni las actitudes de los meros meros gringos, los wasp. De regreso, me quedé con una sensación dual: por una parte me gustaría seguir con mis cuates y con mi gente, pero por otro lado me repugnan muchas cosas de gringolandia. A los pocos años sucedió lo de las torres gemelas y los gringos, que ya estaban bastante locos de miedo y arrogancia imperial, elevaron todo al nivel de la paranoia. No se puede negar que hay terroristas y que pueden hacer mucho desmadre criminal, pero esto lo tomaron las autoridades gabachas para crear un ambiente de tensión y terror interno permanente. Esto es muy pelgroso porque les puede pasar el síndrome del lobo -no de mi lobo, por supuesto- o sea aquello de que de tanto decir que viene el lobo feroz, que viene el lobo feroz, dicho en falso la gente se confía y cuando de veras se aparece el lobo ya no le creen y el buen animal hace todos los desastres del mundo en el rebaño. A los podoresos les interesa mantener a la gente cagada del miendo todo el tiempo. Por eso fomentan la sensación de ser víctimas y de estar constantemente amenazados por enemigo terrible e invisible. Después de aquel viaje inolvidable regresé a California el año pasado. No me quedaron ganas de regresar nunca más. Al broncón de la visa se le agregaron las humillaciones y vejámenes en el aeropuerto de Los Ángeles. Revisiones de todo, hasta de las partes de uno. Revisión de los zapatos, maletas desechas y todo un desmadre. Ya era demasiado. Bueno, eso pensaba yo. Ahora resulta que si uno, que tiene la piel morenita y llega de un país tercermundista, lleva su lap le exigen a uno la contraseña (por favor, no digas la mamilez esa de password si en español existe contraseña) para entrar en sus archivos y revisarlo todo. También entran a la información del celular de uno. Así que a uno la desnudan por todas partes. No vale la pena. Se creen que tienen el país más maravlloso del mundo. Pinche bola de ilusos. Que con su pan se coman su mugre país.

lunes, 4 de febrero de 2008

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¿QUÉ ANDAS HACIENDO, LOBO, EN EL CARNAVAL DE RIO DE JANEIRO?
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REFLEXIONES A FILO DE LOBA


Carnaval de Narciso


El carnaval está en su apogeo en las principales ciudades brasileñas y hay otros lugares del mundo donde se celebra con similar entusiasmo y pasión. Siempre me ha parecido extraño que siendo México un país tan grande, con tal variedad de gentes, geografías y tradiciones que permite hablar sin mayor problema de un México multicultural, el carnaval esté ausente de la capital -no estoy segura de que sea la ciudad más grande del mundo, como presumen muchos paisanos, y si lo fuera qué importancia o qué chiste tendría el tamañote por el tamañote- y esté arrinconado en unos cuantos focos, como el Veracruz y el de Mazatlán. Se me hace que ésa ha sido una de las grandes victorias de la moralina de los conservadores mexicanos, que en el espacio de la moral siempre han sido los ganones, los que han tenido siempre el poder. Ellos con tal de tener controladita a la gente, son capaces de evitar el más mínimo desmadre, cualquier salida de madre, porque les da miedo el desfogue de la naquiza, la leperada, la indiada, la chusma. Pero un país como este sin un desborde carnavalesco en serio, en el volumen que lo tiene en Brasil, para no ser menos, me parece un país muy castrado cuyos desahogos no revientan la raíz de la rutina, la monotonía y la moralina pacata de una cotidianidad de abejas productoras y meros consumidores. Que todo esté bajo control, que todo, todo, todo, hasta la diversión a lo cañón que necesita una sociedad sana, esté bien controladito, ésa parece ser la consigna. Dentro de la moralina hasta una cana al aire se vale. No le hace. Pero derbordar los límites de una moral definida por curas, pastores y políticos conservadores de todo tipo, eso es un peligro que no se puede permitir. Por eso es que, creo, no tenemos un carnaval verdaderamente reventador y chido a todo lo largo y ancho de la república.

Pero no era sobre eso que quería hablar –y sin embargo bien que lo digo ¿no?, je-je-je- sino sobre el yugo que nos está poniendo últimamente un patrón de belleza a todos, hombres y mujeres, pero sobre todo a las mujeres y a lo cual no escapa ni siquiera el desbordamiento que se supone en el fondo mismo del carnaval brasileño (no solo de Río de Janeiro).

En letra de periódico leo que las dietas ascéticas y las siliconas dominan en el escenario de los div@s que se dan cita en las grandes ciudades del carnava brasileño, en especial Río de Janerio y Sao Paulo. Ya no se trata de pasarla a todo dar, de reventarse olvidándose de las presiones del diario, de la rutina familiar, del cansancio de la pareja o monserga de todos los días. Ahora hasta en el momento del desmadre deben algunas estar pendientes de lucir delgadas, musculosas, esbeltas, fibrosas, de cutis terso y firme. En el carnaval, ceremonia de la disolución moral por excelencia y de ruptura del ritmo de lo cotidiano, también se infiltra la obsesión por aparentar ilustración de postal, calcomanía o revista burguesa-aristocrática al estilo Hola! y pendejadas por el estilo. Es por eso que, según lo que dice el periódico, los que supuestamente planean divertirse y reventarse en el carnaval lo que hacen es que, “durante meses se someten a preparación física intensa, dietas especiales y casi son una obligación las cirugías estéticas, prótesis de siliconas en los senos y botox para ahuyentar arrugas. La venta de maquillajes y otros cosméticos se dispara en esta época.”

Yo no tengo nada contra la belleza. Es más, para decirlo pronto, me gusta hacer algo por mi belleza y sentirme bella, atraer las miradas de los hombres y dar juego a la fantasía sensual y sexual, sin la cual la vida sería una vil miseria de fealdad y grisura. Pero eso es muy diferente a una obsesión narcisista que lo que hace es actuar como una trampa para la gente, sobre todo, cuando se trata de mujeres. La belleza tomada así, como tributo inagotable a Narciso, que no te deja ni respirar, que te hace gastar un friego de lana y que siempre te está pidiendo más y más, se convierte en una tiranía, un yugo.

Hay que decir no al vasallaje de un modelo estereotipado de belleza que además, en algunos casos, puede ser mortalmente peligroso, por aquello de la bulimia, la anorexia y en general el stress, que también mata.



ACUSE DE RECIBO


Las finezas del Maestro Rogelio Guedea


Con una amabilidad y gentileza ejemplares, dialoga con esta su novata servilleta, el respetado y admirado maestro Rogelio Guedea escribiéndome a mi correo (loboestasahiii@gmail.com). Me dice que vive en Nueva Zelanda, lo cual explica sus alusiones a parejas ahora sí que multicolores. Y, sí, comparto su idea de que en México falta mucha civilidad. Estoy completamente de acuerdo, pero no me ilusiono con que las autoridades educativas tomen nota de esto. Mil gracias, Mtro. Guedea. Seguimos en contacto desde aquí el gran Defe(ctuoso). ID.

sábado, 2 de febrero de 2008





HOMO HOMINI LUPUS




Racismo aquí entre nos

Leo con algo de retraso (consecuencia de las últimas caóticas y privativas -por lo caro de la gasolina, las casetas, los hoteles y todo un interminable etc- vacaciones) una breve nota de Rogelio Guede en La Jornada Semanal.

Vaya que lo que plantea es del máximo interés. Se pregunta ni más ni menos si los mexicanos no seremos unos racistas, pero embozados, encubiertos, de los que no lo reconocen ni a guamazos. La pregunta, como digo, es de lo más importante.

La inquietud del escritor parte del momento que le tocó vivir en una alberca -piscina dice él, finamente- en la que disfrutaban parejas de las más diversas razas: maoriés con güeros, japoneses con africanas, hindúes con europeas. Estoy citando sin el texto a la mano, no más de memoria.

No sé en qué alberca habrá estado Guedea. Por estos rumbos no es frecuente tan variado y surtido meltingpot; pero eso es lo de menos. Lo primero que conviene señalar, creo, es que se tenga en cuenta que el racismo tiene muchas caras. Ya no estamos en la época del racismo duro y desvergonzado de los tiempos de antes de la II guerra mundial. El racismo a lo nazi (que no eran los únicos), por ejemplo, se vino abajo con la derrota de las fuerzas de Hitler en 1945. Pero eso no significó la desaparición del odio a los otros por simples cuestiones como la piel, las costumbres, la religión y similares y conexas. Todavía siguió durante décadas el racismo kukluxkanesco de los yunaites. Después de eso fue adquiriendo otro rostro, mimetizándose. Ahora una de las más fuertes muestras de racismo es precisamente el rechazo del otro, violando sus derechos o privándolo de su cumplimiento, por su simple condición humana, o sea, por ser mujer, por el color de la piel, por la opción sexual que ha escogido alguien, por proceder de otro lugar del planeta y aspectos así. Pero una de las obvias pruebas de racismo es el rechazo al contacto con el otro, el/la diferente, evitar la mezcla. Una gran cantidad de mexicanos incurrimos (y me incluyo, porque una de las características del racismo más o menos sutil, que no lo es tanto, es la inconciencia con que se practica) en ambas modalidades de racismo. Eso es lo que compruebo a diario. A cada rato se rechaza al otr@, aquí en México, por los motivos que acabo de señalar y ni se diga lo que tiene que ver con juntarse con alguien de otra etnia. Pero además, el racismo aquí entre nos no es cuestión de un solo grupo respecto de otros, por ejemplo, los blancos o meztizos con dinero y poder contra los demás (indígenas, nacos, extranjeros, homosexuales y todo eso), pues también estos grupos segregados o en condición de desventaja social practican el mismo o equivalente rechazo contra todo otr@, incluyendo si se trata del sector favorecido social y económicamente. O sea que el tema es complicado, pero agradezco a Rogelio Guedea que lo haya replanteado, aunque tal vez está siendo demasiado prudente, conservador ante algo que me parece que precisa del más feroz combate de los sectores críticos.

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LOBA, ¿ESTÁS AHIIIIIIII?

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¿SERÁ?



Telecomunicaciones para indígenas


Hay veces que suceden cosas que parecen milagrosas. No creo en milagros, pero no puedo negar que hay cosas que se le parecen. Quién sabe con qué intención real o si les picó alguna mosca rara, pero resulta que una empresa de telecomunicación inalámbrica tan despiada en eso de ganar dinero a como dé lugar, como Movistar (es decir, en el fondo, me acabo de enterar por el periódico, la empresa española Telefónica -que por cierto nunca se presenta como Telefónica sino como Telefonica, sin el acento y eso que son españoles-) decidió habilitar una central de llamadas en el idioma de los indios mapuches, de Chile, que se llama el mupudungun. Dice la prensa que la gente, incluyendo los políticos y autoridades en general celebraron la decisión, como altamente positiva. Yo también lo celebro y concuerdo también en que es un reconocimiento al carácter multicultural de un país como Chile, y en realidad todos. Espero que la medida sea sincera y no se convierta en una herramienta más para "asimilar" -o sea, aniquilar- a los indígenas mapuches. Pero sobre todo me voy a poner a esperar a que suceda algo como eso aquí, en este México lindo y querido, multicultural sin lugar a dudas, y donde dizque no somos tan racistas -¿qué tanto es tantito?-. Me va a dar un gran gusto por ejemplo ver cómo los otomíes del estado de México tienen su central de llamadas y los yaquis de Sonora y los purépechas de la sierra Tarahumara en Chihuahua o los tojolabales de las comunidades de Chiapas. ¿Será?









viernes, 1 de febrero de 2008




PERFILES DEL LOBO




Lobomachismo


Jugaremos en el bosque
mientras el lobo no está aquí
porque si el lobo aparece
a todos nos comerá.

--Lobo, ¿estás ahíiiiiiii?
-- No, me estoy bañando
etc.

No hay niño mexicano que no haya jugado con sus amiguitos al son de esa cancioncita divertida y aparentemente inocente. Para mí que es uno de tantos medios con los que se nos trata de inculcar desde niñititos el sometimiento al poder falocrático y macho. En general, a todo tipo de poder autoritario, impositivo, represivo, brutal y negador de todo lo que desafíe, aunque sea sólo en apariencia y a la mera hora no sea verdad, lo que los antiguos romanos conocían como libido dominandi (para que veas inverosimil lector, que para algo me sirvieron las clases recibidas en la S.B.G -o sea, siempre benemérita y gloriosa- Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM). O sea el afán de imponer a los demás el tronido de los méndigos chicharrones del que se alza y se asienta como chicharronero mayor. Pero en particular, es una cancioncilla falsamente inocua, porque mete en la tierna mente de los niños más tiernos la idea de un poder macho -un lobo devorador-que no deja títerillo con cabeza. Ahí la clave está en lo que significa eso de "a todos nos comerá". En el nivel literal la imagen es bestial, en el nivel metafórico el efecto también es devastador, porque puede leerse -y de hecho así se lee y no sólo a nivel del inconciente- como la amenaza de la violación del macho a todo ni tan oscurso objeto (tierno además) del deseo. Por eso, como narradora oral que he venido trabajando en escuelas y similares con niños a los que tengo que animar a cantar estas y otras canciones similares (pero no más baratas, emocionalmente -y un poco "simicamente"- hablando) hago lo posible por desconstruir en los hechos sus contenidos ideológico-instrumentales; por ejemplo, cuando los pongo a cantar

Jugaremos en el bosque
aunque el lobo ya esté aquí
porque el lobo no hace daño
si nos queremos divertir

-- Lobo, acercate aquí
-- Momento, déjenme dormir
etc

Ya estoy hasta el gorro de esa identificación del lobo con lo falocrático. Otra idea del lob@ es posible. Una idea de combinación de fuerza sana con ternura. El espíritu del lobo no es lo que nos han enseñado. Lo que sí nos han vendido ha sido una imagen machista brutal y unilateral. Lo verdaderamente lobuno es otra cosa, como he venido poniendo en evidencia en este blog.







CONTRASTANDO


Ensayar, ensayar y ensayar

Durante mis estudios en la SBG -siempre benemérita y gloriosa- Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM -no sé por qué hoy me está naciendo hablar tanto de la SBG fac-tomé algunas cátedras extraordinarias donde participó el Dr. Carlos Oliva Mendoza (siempre he sido curiosa y tomaba optativas de filosofía, siendo yo estudiante de letras) y también otros cursos sobre el tema del ensayo que siempre me ha interesado. Me encanta todo lo que tiene que ver con el ensayo y tuve la suerte de aprender bastante de expertas como la Dra. Liliana Weimberg.

Entre brinco y brinco de un blog a otro fui a dar con el blog del Dr. Oliva, que se titula A2 y fui a dar de bruces con un ensayo suyo sobre el ensayo. Lo leí con gran interés y me di cuenta de que era un ensayo contra el ensayo. Se vale ¿no? pero siempre que aún así se sea fiel al espíritu del ensayo. Dice el Dr. Oliva cosas como que el ensayo es "una radical intervención tecnológica de la memoria". No sé qué decir. No soy filósofa, pero se me hace raro hablar de la "memoria" como un territorio permanente, sólido, el cual se puede "intervenir". No sé qué entender por eso de intervenir. Y luego menos entiendo que se trata de una intervención "tecnológica". ¿Así de fácil, con todos esos huecos sin cubrir puede hablar un filósofo? No me puedo formar la imagen de Montaigne en su castillo cilíndrico haciendo intervenciones tecnológicas que le permitieran parir sus memorables ensayos. No sé por qué hacerse tanto rollo. ¿Quieren una idea de qué es un ensayo? Para mí, pobre profana de estas disquisiciones teóricas, está muy claro: lo que hacía el Sr. Montaigne, que según él y eso se nota nada más leerlo, sólo hablaba del friego de cosas de las que tenía cuerda interminable para hablar en su cerebro.

¿No será que la gente de hoy que se mete a ensayista no ha vivido y tiene una culturita tan raquítica que no halla qué decir y entonces se pone a rasgar los vestidos diciendo que no hay tal género como el ensayo y que lo que se nos vende como tal es eso, sólo una mercancía más entre otras? Porque eso es lo que dice el Dr. Oliva, basándose en unos teóricos del ensayo que -confieso mi ignorancia de recién egresada de una carrera universitaria, o sea que ahora es cuando tengo que entrarle con fe para hacer alguito de callo-no conozco. Lo dice textualmente: "El ensayo produce objetos de consumo" y "En esta esfera de circulación fetichista y mercantil, no hay diferencias sustanciales entre un ensayo publicado en Caras, en la revista de vuelo de Aeroméxico, en la revista de la UNAM o, incluso, en revistas de culto, pienso por ejemplo en Granta o en Sur."

Yo no sé, digo, pero estas afirmaciones me parecen una exageración, una arbitrariedad. En un diplomado sobre la industria editorial que tomé a penas el año pasado, se nos decía insistentemente que lo que vende más siempre es la novela, que el cuento y el ensayo propiamente dicho, visto a lo Montaigne, no venden casi nada y que la poesía no vende nada y genera pérdidas todo el tiempo, salvo que se trate de Octavio Paz o Seamus Heany. Entonces yo no veo cómo eso del consumo tenga que ver con algo esencial en lo concerniente al ensayo. Lo que pasa es que se ponen a llamar ensayo a cualquier cosa en prosa.

Finalmente, creo que la clave de todo está en Montaigne y ¿qué significa en este caso ese nombre de Montaigne? Creo que está muy claro: mirar desde dentro lo de afuera, observarse primero a uno mismo y desde ahí hablar mundo al mundo. El que de veras tenga mundo en el alma dirá tentativamente, ensayará a decir mucho mundo y a partir de ahí se pondrá a hacer lo que debe de hacer, que es ensayar y tantear sin parar, pero desde lo que se ha vivido y se ha leído hasta integrarlo como cultura real.

Escribiré al Dr. Oliva avisándole de estas líneas, para que no crea que digo esto a sus espaldas.


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LOBO, EL QUE ENTRE LOBAS ANDA... ¿ES QUE NO TIENES SUFICIENTE?

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Miedo sectario
Leo una crítica feroz, con apariencia de seria y bien sustentada teóricamente, sobre el museo nómanada instalado en el Zócalo. El autor es un funcionario y docente de la Ibero. Puedo estar de acuerdo en que se ha trivializado la naturaleza, que se ha convertido en espectáculo, que los de la onda new age están promoviendo todo eso para ganar especio, dinero y presencia social, que es un simulacro, pues. Puedo compartir mucho de estas críticas. Lo que pasa es que he aprendido que las cosas no se pueden ver en puro contraste de blanco y negro. Algo bueno tiene que tener incluso eso que tiene según el experto tantas cosas malas. Los que toman posturas militantes, como ese señor de la Ibero, no ven esa parte porque les basta con defender lo suyo a capa y espada. Me llama la atención la insistente arremetida contra lo new age, también comparto algunas prevenciones sobre eso, pero me parece que ahí late el terror del jesuita por la pérdida de espacio, o sea, de contro de las almas. Antes tenían todo el poder sobre las almas del catolicismo, ahora tienen que compartir y una de las tendencias que más sombra le hace al catolicismo de hoy -y este es también un precio que tienen que pagar las tendencias críticas y de izquierda del catolicismo- es precisamente la onda new age. Porque creo que hay algo que no se puede aceptar en la crítica de esa persona y es el esfuerzo por amar al mundo por lo que es, no como obra de un dios caprichoso que nos dio poderes plenipotenciarios sobre los animales y la naturaleza. Mal que bien, algunos movimientos ya sabemos que comerciales y falsos del new age por lo menos fomentan ese amor a la naturaleza, esa unidad no destructiva de los hombres y mujeres con los animales, los árboles y los ríos. ¿Que proponen a cambio los cristianos y los monoteístas? ¿No ven toda la destrucción que han causado y siguen causando con sus ideas bíblicas de dominación del mundo?