lunes, 5 de enero de 2009

CARTA AL SUB MARCOS EN
LA JORNADA

ESTA CARTA QUE ENVIÉ A LA JORNADA SALIÓ EN LA SECCIÓN "EL CORREO ILUSTRADO" DEL 5 DE ENERO DE 2009. MI AGRADECIMIENTO AL PERIÓDICO.

Estimada Carmen Lira Saade, Directora de La Jornada:

Perdone mi abuso de confianza al solicitarle, de la manera más atenta, publique esta carta en el Correo Ilustrado. Gracias.

Creo que es tiempo de unidad ante la crisis y las derrotas de la izquierda. Cada que el Sub Marcos hace su aparición en los medios es, entre otras cosas, para denostar a López Obrador. Tanto él como su movimiento son una esperanza para muchos mexicanos humildes y no se merecen su andanada de acuasaciones.

Aunque todavía era una niña cuando lo de los acuerdos de San Andrés, estoy consciente de que una parte del representantes del PRD actuaron mal. Pero no creo que fuera culpa de AMLO, ni tampoco que se le deba exigir pureza total e infalibilidad. Un buen político de izquierda debe sumar fuerzas con los mejores, pero ningún buen político con posibilidades de poder estará libre del asedio de oportunistas. Rechazarlos a todos, eso sí es sectarismo. Para eso están la autocrítica y las rectificaciones. Tampoco Ud., estimado Sup, está libre de errores, ni del asedio de los protagónicos.

De la sabiduría militante de mis padres guerrerenses he extraído la lección de que hay un enemigo principal y enemigos menores. Con tal de derrotar al principal es necesario aliarse con los otros. Si Ud. siente como enemigo a AMLO, está en su derecho, pero le será muy difícil demostrar que es peor que el Espúrio, el Inombrable y todos los factores de poder antipopular nacionales e internacionales.

Es tiempo de unidad, señor Subcomandante, de buscar acuerdos y sumar fuerzas, en base a la crítica y la autocrítica, y a una visión de futuro.

Atentamente

Irma Domínguez
loboestasahiii@gmail.com
www.loboestasahiii.blogspot.com

viernes, 11 de julio de 2008

CORAZÓN FANTASMA


Me acurruco en la cama sobre mi costado izquierdo, como llamada por un tenue rayo del alba, en medio del silencio. Me acurruco (qué verbo tan extraño, acurrucarse, y sin embargo, tan evocador, tan alfombra voladora hacia las ternezas de la que fui y la niña que no se me va, que no quiere irse / qué palabra tan tersa esa de terneza, tan itálica, tan dolceza de la ternura / ahora que me traslado a lo fetal por la izquierda, como buscando un calor ido con los brazos como alas de Madre, ahora tan cercana en la lejanía, tan lejana en la cercanía).

Me acurruco, digo, que es como decir que me abrazo a mí misma y me siento a mí misma en la existencia de mis senos tersos y un poco tensos, vivaces, mordaces / en la inocencia de un sueño alucinado en la trastienda de unos párpados serenos, anhelantes siempre de luz / una luz venga de donde venga, del alba o del sol dominante en el ojo azul del día / luz entrando furtiva contrapiramidal antifunesta, brillando como metal matasombras, espada mensajera del relámpago.

Me acurruco, vengo diciendo, que es verterme entera hacia adentro, mientras las púas del erizo (pero debo decir eriza: señorita espinosa, hable por lo menos con propiedad, con corrección / con todas las erres y las ces de la corrección eriza) se enfundan de invisible / por si acaso y un milagro y se decide un buen erizo / no vaya a ser que se dé cuenta que soy de veras eriza y se acuerde de todo aquello ya vivido pero siempre en ciernes, o sea, siempre listo para volver a vivir / todo aquello, digo, de buscarnos para sacudirnos el frío / & acercarnos & mientras más nos acercamos & nos buscamos & nos olemos & nos cogemos & más púas tuyas quedan en mí con todo su frío atmosférico & más púas mías se clavan & quedan en ti con todo su frío abismal.

Me acurruco, pues, trato de decir, y me escucho y me exploro / venas adentro / noche transocular adentro / alas de Madre como brazos abriéndome campo en un aire turbio & me escucho lejos / leeejos / de veras muuuuy leeeeeeeeeejos / como luz viniendo de una estrella / como luz viniéndose en una estrella & pierde la cabeza en el estallido de astros que es lo que lleva al abandono de las ondas / aunque a un lado y otro del cristal el alba me busca y me atraviesa / pero por dentro lo que me oigo / lo que me dice se aferra a la lejanía.

Me abrazo a mi propio calor
Me abraso en mi propio calor

& salta una liebre de fuego & incita una persecución / una pesca / el mecanismo de un hilo de las tripas de Ariadna / en su tic en su tac / navegando por la sangre silenciosa portando a flote todos los tics todos los tacs & en esas ando & ando / levedad de las manos irradiando anzuelos invisibles / las garras de un águila cósmica merodeando el puño suave de corazón / la cuajazón de sangre / el cuajarón de plasma / de carne coronaria / de bolapluma a vuelapluma con su sístole & diástole / mientras Ariadna me observa & me avienta sus alas como de Madre hasta que atravieso el territorio de los umbrales & vuelvo y me abrazo a mi propio calor & me abraso en mi propio calor / lo que quiere decir que ya es la hora / alguna hora / que siempre es la maldita hora / pero no para el pez corazón con todo y anzuelos mordidos y tragados / que con todo y tripas de Ariadna vuelve a lo lejos / se evade / se escurre.

Nunca he de coger ese fantasma (búrlate lo que quieras, Faetón)

El mundo iluminado y yo despierta.



DE PRESTADO

“La voluptuosidad” (fragmento), capítulo de El libro de Monelle de Marcel Schwob

Entonces tú miras la llave. ¿Tenía una mancha, no es así?
–Sí. Una mancha de sangre
–Ya me acuerdo. La froté mucho pero no pude quitarla. Era la sangre de las seis mujeres, ¿no?
–De las seis mujeres.
–Las había matado a todas porque entraban en esa pequeña cámara, ¿verdad? ¿Cómo las mataba? ¿Les cortaba la cabeza y luego las colgaba en el gabinete oscuro? ¿Y la sangre les corría por los pies hasta llegar al piso? Era sangre muy roja, color rojo oscuro, no como la sangre de las adormideras cuando yo las estrujo. Una tiene que ponerse de rodillas para que la degüellen, ¿no es así?
–Creo que hay que ponerse de rodillas –respondió él.
–Va a ser muy divertido –dijo la niña–. ¿Pero me cortarás la cabeza como si fuera de veras?
–Sí; pero Barba Azul no pudo a matar a su esposa.
–Eso no tiene nada que ver. ¿Pero por qué no le pudo cortar la cabeza?
–Porque llegaron los hermanos de ella.
–Ella tenía miedo, ¿verdad?
–Mucho miedo.
–¿Gritaba?
–Llamaba a su hermana Ana
–Yo no habría gritado.
–Sí –respondió él–; pero en esa forma Barba Azul habría tenido tiempo de matarte. La hermana Ana estaba en la torre, observando cómo verdeaba la hierba. Sus hermanos, que eran mosqueteros muy fuertes, llegaron a todo galope en sus caballos.
–No quiero jugar así –protestó la niña–. Me fastidia, puesto que no tengo ninguna hermana Ana. Luego, volviéndose hacia él, le dijo:
–Ya que mis hermanos no vendrán, tendrás que matarme, mi pequeño Barba Azul; matarme muy fuerte, muy fuerte.
Se puso de rodillas. El asió sus cabellos, los llevó hacia delante y levantó la mano.
Lentamente, con los ojos cerrados y las pestañas temblorosas, las comisuras de los labios agitadas por una sonrisa nerviosa, la niña ofreció voluptuosamente el vello de su nuca, su cuello y sus hombros al filo cruel del sable de Barba Azul.


LOBO:

AHORA LA QUE NO ESTÁ

AHIIIIIIII

SOY YO

sábado, 28 de junio de 2008

ALGO HUELE A PODRIDO EN...
LA LITERATURA


El periodista macedonio Vlado Taneski


CRIMEN Y REALISMO

La prensa recogió la noticia con bastante extrañeza, y como siempre que le conviene, rasgándose las vestiduras con lujo de escándalo. A mi la verdad, no me sorprendió; no niego que me llamara bastante la atención pero me pareció que, en la información no se hablaba de algo que estuviera confrontado con la lógica de las cosas.

Lo que los periódicos cacareaban era el caso del hallazgo y posterior detención de un periodista en Macedonia, al que se le acusaba de matar mujeres para luego escribir sobre ellas y la manera en la que habían sido asesinadas. La noticia es del 21 de junio, y en el lenguaje típico del periodismo, hablaba del periodista Vlado Taneski, de 56 años, y apodado a raíz de los hechos, por sus propios colegas como el Monstruo de Kicevo.

La artimaña de este "endividuo" no podía ser más elemental, tramposa y eficaz. Simplemente se despachó a tres señoras de entre 55 y 70 años, en los años de 2003, 2004 y el que corre. Primero las violaba, las maltrataba brutalente y finalmente las asfixiaba y descuartizaba, y luego de esparcir los pedazos en diversos basureros ilegales se comportaba como un periodista que se interesaba por lo sucedido, incluyendo las idas a sus velorios, visitas a sus familiares, dando a entender que hacía una investigación para escribir sobre estas atrocidades.

Dos datos que añaden coloridos nefastos a toda esta historia. Según parece, todas las víctimas se parecían a la madre de Taneski (¡Ay Freud!), y la otra es que mientras el asesino escribidor andaba a lo suyo, gozando de libertad plena, dos pobres infelices, acusados en falso llegaron a ser condenados a cadena perpetua. O sea que... un verdadero jijo de la... ya saben quien.

A mí la verdad, es que la noticia no me parece la gran cosa si se compara con todo lo que sucede a diario en las ciudades más grandes del mundo. No es el criminal en sí, ni sus crímenes horrorosos lo que me llama la atención y considero de por sí e indiscutiblemente abominable. Pese a mis apariencias, no soy una hermanita de la caridad, ni ando dando cursillos de catequesis y moralina.

Lo que sí me resulta digno de tener en cuenta es esa liga entre el acto de matar brutalmente a gente indefensa, señoras que con su trabajo diario sacaban adelante adelante, y el acto de escribir (sea periodismo, novela, cuento o lo que sea). Ahí es donde yo veo una vinculación probable por no decir que sospechosa entre el auge cada vez mayor de un hiperrealismo narrativo y la falta de imaginación. O sea que, barajado de otra manera, ante la ausencia de creatividad y a causa de las exigencias de un realismo cada vez más crudo y duro, lo que sigue entonces es practicar lo más horrendo, para después llevarlo a la página en blanco a la manera de lenguaje directo, plano, detallista y sensacionalista que se usa en el periodismo.

Estoy convencida que el meollo de la literatura es la creatividad en el lenguaje y no la recreación prácticamente filmográfica de hechos más o menos ficticios o realistas. Actitudes como las del macedonio Taneski lo que hacen es poner en evidencia el avance de una falsa literatura comercializada a base de efectismo, a la que el lenguaje o sea la verdadera literatura le importa un cacahuate y sólo busca impactar, con dosis cada vez más fuertes de crudeza, a un lector sumido en la confusión gracias a la acción mediática.

A este paso podemos llegar a una aniquilación de la literatura por medio de los purititos hechos. ¿Para qué escribir o hacer películas sobre asesinatos? pueden pensar los Taneski que anden por allí, y así se llegue a la alarmante situación (que se dice fácil y suena muy bonito cuando es platicadito, pero que me imagino diferente cuando se trate de hechos reales) de conformarse con convertir la "literatura" en algo visto como "el asesinato como una de las bellas artes", como creo que decía el adorabla Thomas de Quincey.


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LOBO, YA SE QUE NO ESTAS AHI ¿Y...?

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lunes, 28 de abril de 2008

Joseph Frtizl, el Monstruo autría del Sótano del Incesto





ALGO HUELE A PODRIDO EN... AUSTRIA




EL AMOR Y OXXIDENTE

¿Ya se enteraron? ¿No se han enterado todavía? En lo que lo supe me sacudí bien lejos la modorra y me lancé rauda a resucitar mi blog, pobrecito tanto tiempo paralítico. Resulta que acaban de agarrar a un vejete de más de 70 años que mantuvo encerrada a su hija por más de 24 años en el sótano de su casa. Sucedió en una ciudad austríaca y en ese tiempo el muy paternal y amoroso hijo de su qué barbaridad le hizo 7, ¡siete! hijos a su hija. Convertido en padre y abuelo de la prole, mientras que la otra pobre era literalemente hermana y madre de sus hijos-hermanitos, hacía una vida social normal y hasta lo tenían, en su entorno, por un tipo jovial, sociable, afable y todos estos epítetos de la buena onda. Lo primero que ronda a la noticia -aparte del estupor que causó entre los autríacos- fue un alud de preguntas. A servidora se le ocurren unas cuantas, a saber: si la hija sometida a incesto -y de algún modo incestuosa ella misma- tiene ahora 42 años y estuvo en el hoyo por espacio de 24, por simple regla de tres quiere decir que la enclaustró allí su amoroso y amante padre a eso de los 18 años de su edad. ¿Estaba en sus cabales para aguantar tanto tiempo, mientras el otro, el molcas, se le montaba y la inflaba a lo cañón a base de semen sin intentar jugársela, o sea fugársela? ¿Era que le cogió gusto al enclaustramiento o que su tierno padre la mantenía encadenada y en situación de aislamiento total, que ni los gritos que diera pudiera oír nadie? ¿Y nadie en el vecindario fue capaz de observar o sentir nada raro? ¿Y por qué no se escapó nunca la bendita, esta tocadiscos o era también parte del compló (por aquello del extrañísimo síndrome de Estocolmo, que de veras es el colmo)? ¿O es que el famoso tabú del incesto empieza desde los más grandes y activos incestuosos?. Por ejemplo, de los siete vástagos que le empazonó (y emponzoñó) se les murió uno, quedaban 6, pero de esos, tres subieron a la parte de arriba de la casa, o sea que vivían como todo hijo de vecino normal, mientras que los otros tres siempre estuvieron encerrados y no conocían la luz del día. La preguntotota es cómo podía estar haciéndose la güey su esposa dél que viviá con él, con el monstruo pues, con el cuento de que, cada tanto aparecía un niño expuesto, expósito, en la puerta de la casa del horror. ¿Tantos expósitos y que la vieja no dijera nada, ni tampoco los vecinos? ¿Y cómo era que conseguían registrarlos como ciudadanos austríacos, así nomás? Y lo más camión es que todo esto está pasando en un pais de esos bien orgullositos, quesque de primer mundo, donde no hace tanto también se descubrió otro caso de una niña que fue secuestrada cuando tenía 10 años y otro monstruo pederasta la mantuvo encerrada en su sótano, a lo largo de 8, hasta que se escapó. Hay que pensar seriamente en eliminar los sótanos, en Austria y en muchas otras partes. El hecho da para los análisis y las preguntas más diversas, pero estas líneas no van por ahí, sino que son puritito desahogo. Hay que tener la sangre un poco más fría que la de esta guerrerense parlanchina y encanijada, para abordar un rollo así con serenidad y entereza. Lo dejo para otro momento o se lo propongo a otr@. De todos modos no me voy sin aventar por lo menos una última pregunta: ¿cómo está el amor y el exo (o sea el sexo) en los tiempos de la culera falta de paradigmas? ¿Se vale toda clase de abusos y la mentada globalización, que globaliza el negocio, el mercado y la lana, ni siquiera es capaz de contar con eficientes policías da barrio y de pueblo, mucho menos de armar procesos globales de persecución del crimen sexual y de la pederastia y el abuso a menores de todas las latitutes? ¿Se vale que la globalización del mal oxxide, enroñe, pues, todo lo que el hombre necesita en el terreno del amor y el afecto, mientras lo que circule a toda madre sea el dinero oportunista y especulativo? ¿Vale la pena un pinche mundo así, donde lo más hermoso y digno está cayendo en las garras del interés egoista y destructivo a todos los niveles? De veras que las cuentas de la globalización están saliendo impagables en todos los terrenos, incluyendo el de la destrucción de la infancia, de la sexualidad sana y toda una serie de cosas que, todavía a servidora, pese a su relativa juventud le tocó medio ver y conocer. Y por ahí viene una película que me prometieron prestar sobre el tráfico de menores a los estados gabachos. Cuando la vea se las comento. Mientras tanto... a cuidar su cuerpecito por que el lobo de la mujer, primero que del hombre, pese a todo lo que dijera el gran sabio de Hobbes.



LOBO, NO SE TE OCURRA METERTE EN NINGÚN
SÓTANO POR AHÍ

viernes, 4 de abril de 2008


La vida desierta. La vida de cierta...


Pasan los días y el suave viento del desierto, como para tener una justificación cuando vengan los calores tremendos del verano, trae todavía un halo de frescor.

Empieza la vida con la calma chicha posvacacional. Veo a los demás maestros y a los alumnos, con sus mochilones, moverse con lentitud, como si ahora fueran ellos los que cargan la cruz del Cruficicado, después de la semana santa y la semana posterior de vacaciones.

El espectáculo me pone a pensar, o sea, me pone las neuronas (y la neura) en movimiento. Me digo para mi misma -¿para mi miasma?- lo suertuda que estoy siendo, al no depender de la sep, ni de elbaestheres -a pa´jeta demoniaca, la condenada- para hacerla de maestra. De veras que es una suerte estar en el proyecto de promoción de la lectura del conaculta (ya sabemos que pertenece a la sep, pero no es lo mismo que las secundarias y las prepas, por fortuna) y dedicarme a estimular el gusto por la lectura entre la chamaquiza. Lo mejor de todo es que no tengo la presión -como sí la tienen mis colegas del territorio comanche de las secu-prepas- de los padres de ciertos bodoques que están metidos en el narco y se la pasan haciendo sentir su amenazante poder sobre los profesores. Aquí cualquier roce en el callo del narcomenudista -o no tan poquitero, digo- que anda con su camionetota Hummer, que saca de una mansión con su antenota parabólica y toda la cosa puede traerle a uno, a quien sea, consecuencias muy graves.

Pero venía diciendo que no es mi caso. La verdad es que a los jóvenes de este pueblote -que, aguas, tambiés dizque es villa, faltaba más- de Caborca, otrora paraíso de la tranquilidad, el trabajo, la dedicación y la moral católica, la lectura les importa menos que un cacahuate partido por la mitad.

No lo digo para sumirme en la tristeza; en todo caso, lo digo por lo que tiene de tranquilidad, porque los narcojuniors no ven en la ignorancia de lo que yo enseño ningún peligro y chance y hasta se conseguirán por ahí, sin mucha dificultad, el certificado de que estuvieron quesque estudiando con una morrita quesque para apreciar la lectura de literatura.

Así que la vida desierta de cierta promotora cultural en Caborca es una lucha a muerte contra un aburrimiento letal. Más allá de la tele, de algún centro de devedés y de una oferta cinematográfica infame (que también gira, de una u otra forma en torno al narco), me quedan mis eternos amigos los libros y los atractivos del lugar.

El desierto mismo es una chingonería, pero de estoy hablaré en otro post de mi blog. La playa ha sido una de mis salvaciones estos días de adaptación, güeva y depre, pero playas hay en muchas partes y todo mundo las conoce (y si no las ha visto de adeveras se ha metido, con temeridad inusitada, en esas cosas que ha puesto Ebrard para los bañistas frustrados del DF en semana santa), así que no tiene mucho caso hablar de eso. Digo lo de frustrados, porque ya sabemos que en todo defeño hay un acapulqueño vacacionista, al que no siempre se le hace y chin... se tiene que quedar a asolear en la azotea del edificio. Lo que sí me ha parecido fuera de serie son los petroglifos de los antiguos indígenas hohokam; hace un poco más de una semana, fui a ver los que se encuentran en el Cerro de la Proveedora. Son una verdadera maravilla; los que más me gustan son los que tienen motivos de animales diversos, pero hay de muchas clases y todas dignas de verse. No me voy a cansar de hacerles promoción y propaganda. Los petroglifos son la prueba del peso del pasado en la calidad de nuestras vidas. Es verdad que Caborca está marcada por la sombra de Caro Quintero, el Chapo Guzmán y los hermanos Beltrán Leyva, pero más allá de esas lacras y su dinero fácil corrupto y corruptor, están las raíces y la gente capaz de apreciarlas y vivir la vida como viene, sin dejarse llevar por el espejismo del dinero sucio.

De ahí en fuera, como digo, está la vida desierta de cierta promotora de la lectura y la narración oral -o sea, esta meritita yo- que encuentra en Caborca una comida muy simplona, aunque de cuando en cuando hay la posibilidad de darse una escapadita por opciones como la comida china por ejemplo, entre los pocos ejemplos posibles. Pero también están los ostiones de por esta costa nada pacífica del Pacífico y está el vino bastante pasable de estas tierras kinianas; conste que lo dejo bien claro y conste también que de cuando en cuando me riego a mí misma meritita con buenas dosis de blanco, que para algo es la vida breve, como nos enseñan los clásicos.

Una colega me dijo que para escribir en la prensa local y ampliar así nuestro trabajo de promotoras, con el complemento del artículo, la reproducción de textos y bla, bla, bla. La verdad es que hay que pensarlo muchas, muchas veces, nada más hojear y ojear las páginas del Sol de Caborca, El Imparcial (uno más ¿sabe alguien cuántos periódicos se llaman imparcial en este irrepetible país nuestro), El Diario del Desierto y el etcétera de siempre. El verdadero diario de aquí es El Diario de la Güeva y a ese de seguro que le entro, asegún como me paguen la colaboración.

domingo, 16 de marzo de 2008


BUAAAHHH, BUAAAAHHH


Entre que adaptarme a la nueva vida en Caborca me está costando un chingo, que la semana santa siempre me parece y me resulta de güeva y que del Lobo -de quien yo me aferro en pensar que es MI Lobo- ni sus luces, ni sus cartas, ni su nada, estoy en lo más hondo de una depre que no me deja actualizar mi blog. Ni modo, ya me llegarán las ganas. Perdón por lo patético de todo esto. Como dicen que dicen por allá por los lados de Mérica o Campeche, el culo esta vez no esá para besos. Ni ganas de descolgarme por la playa tento; con eso les digo todo (a ti también, pinche Lobo que no sé qué te haces ahora que te necesito tanto).

Va foto de loba aullando.

sábado, 16 de febrero de 2008






CONTRASTANDO



Bandazos

Se me terminan las vacaciones, mejor dicho, los momentos en los que me ha sido posible dejarme arrastrar por la güevonería, sin culpas ni presiones. ¡Qué maravilla! La semana que viene me mandan a Caborca, el pueblote de Sonora. Ni modo, de alguna manera tengo que ganarme los frijoles. Me enrola la SEP en un proyecto de promoción de la lectura, donde se ubica la narrativa oral, que vengo practicando desde que terminé mis estudios en la siempre benemérita (nunca me cansaré de proclamarlo) facultad de filosofía & letras de la no menos benemeritable UNAM y que me permite enfrentar sin culpa ni presiones la güevonería que me impide hacer mi tesis cual se debe.

Lo que quiero subrayar ahora entre las cosas que ocupan mi inquieta choyita, es o mejor dicho son los contrastes en la conducción del gobierno capitalino, por el siempre buenaonda -¡qué sospechoso esto en un político!- Monsieur (léase o pronúnciese mesieu, poniendo la boca como si fuera a decir o, pero para decir e) Marcel, nuestro ínclito jefe de gobierno capitalino. Sus planes tuvieron la virtud de hartarme hasta la madre en varios tramos de insurgentes, en mis diarias incursiones hacia el centro histórico y corazón histriónico de la ciudad y el país desde la periferia (o perifiera, de plano) oriental, dizque por la prolongación y el mantenimiento del metrobús. ¿Cómo puede llevarse esa chinga tanto tiempo, ebullía mi inquieta choyita, cuando a todos nos consta la eficiencia del montaje y operación de la exótica pista tropical de patinaje que instalaron y desinstalaron en un santiamén. Interesante el contraste. ¿No? Y sólo traigo a la amarga colación un ejemplito.
ALGO HUELE A PODRIDO E... LAS ESCUELAS
Fantoches
Tenía siglos que no entraba en una escuela de primaria. Trabajo mucho con las de secundaria, pero tenía un buen sin meterme en una de primaria. Hace unos días le hice el paro a mi hermana Erika y me llevé a mi sobrinita Maura, su hija a su escuela. Mientras seguía con mis ojos a Maura, asegurándome de que se encaminara bien hacia su salón, pasaron por ante mis narices decenas de niños. Decenas de mochilas con ilustraciones de Bob Esponja, el Hombre Araña, el Rayo Mc Queen (¿así se escribe?), Nemo, Harry Potter... Me acordé de que un de los cuadernos de Maura, plagado de imágenes de Piolín y Micky Mouse... toda una bola de fantoches de la pseudocultura de la televisión idiotizadora. Igualito de Vasconcelos y sus campañas de libros gratuitos con los mejores libros sobre los grandes héroes que han acompañado la formación de la gente en las grandes culturas de occidente. Si le preguntas a un chamaco de cualquier nivel educativo quién era Aquiles o Ulises o, de plano Kanek, pone una cara profundamente idiota de what. Ah pero no le pregunten sobre algún monigote de Disneylandia. Ahí si que es capaz de ser nominado al Nobel, por su inagotable sabiduría. ¿Es esa la función de la SEP, de las escuelas en general?
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¿DONDE ANDAS, LOBO QUERIDO, QUE NO TE APARECES CUANDO MÁS TE NECESITO?
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QUE CON SU PAN SE LO COMAN
El colmo de la paranoia
Estuve una vez en Los Ángeles, California. Fue en parte mi regalo de 15 años. Me invitó mi tía Eulalia, con el apoyo de mis jefes. Mi tía tiene allí más de 30 años viviendo. Mis primos son unos chicanos grandotes. Me la pasé bien, pero porque me la pasaba con mi gente, con los mexicanos. Hice bastantes cuates durante el mes y cacho que hice allá, hace como 7 años. No me gustaron ni los ambientes, ni las actitudes de los meros meros gringos, los wasp. De regreso, me quedé con una sensación dual: por una parte me gustaría seguir con mis cuates y con mi gente, pero por otro lado me repugnan muchas cosas de gringolandia. A los pocos años sucedió lo de las torres gemelas y los gringos, que ya estaban bastante locos de miedo y arrogancia imperial, elevaron todo al nivel de la paranoia. No se puede negar que hay terroristas y que pueden hacer mucho desmadre criminal, pero esto lo tomaron las autoridades gabachas para crear un ambiente de tensión y terror interno permanente. Esto es muy pelgroso porque les puede pasar el síndrome del lobo -no de mi lobo, por supuesto- o sea aquello de que de tanto decir que viene el lobo feroz, que viene el lobo feroz, dicho en falso la gente se confía y cuando de veras se aparece el lobo ya no le creen y el buen animal hace todos los desastres del mundo en el rebaño. A los podoresos les interesa mantener a la gente cagada del miendo todo el tiempo. Por eso fomentan la sensación de ser víctimas y de estar constantemente amenazados por enemigo terrible e invisible. Después de aquel viaje inolvidable regresé a California el año pasado. No me quedaron ganas de regresar nunca más. Al broncón de la visa se le agregaron las humillaciones y vejámenes en el aeropuerto de Los Ángeles. Revisiones de todo, hasta de las partes de uno. Revisión de los zapatos, maletas desechas y todo un desmadre. Ya era demasiado. Bueno, eso pensaba yo. Ahora resulta que si uno, que tiene la piel morenita y llega de un país tercermundista, lleva su lap le exigen a uno la contraseña (por favor, no digas la mamilez esa de password si en español existe contraseña) para entrar en sus archivos y revisarlo todo. También entran a la información del celular de uno. Así que a uno la desnudan por todas partes. No vale la pena. Se creen que tienen el país más maravlloso del mundo. Pinche bola de ilusos. Que con su pan se coman su mugre país.